17 de Octubre

17 de Octubre

lunes, 4 de julio de 2011

1º de Mayo de 1968



El 1º de mayo de 1968 aparece el Nº 1 del periódico de la CGT. Unos pocos meses antes, en Puerta de Hierro, Madrid, el Gral Perón le había presentado a Raimundo Ongaro a un periodista y escritor que, entre otras cosas, había sido el co-fundador de la Agencia cubana Prensa Latina y quien desencriptó los mensajes que alertaron a los cubanos sobre el intento de invasión norteamericana a Cuba, en Playa Girón: Rodolfo Walsh.
En ese número del periódico aparece publicado por primera vez el Programa del 1º de Mayo.
En él puede leerse: “La clase trabajadora argentina no reprueba una forma determinada del capitalismo, las cuestiona a todas”. Y más adelante: “La clase tabajadora tiene como misión histórica la destrucción hasta
sus cimientos del sistema capitalista de producción y distribución de bienes”. Y para precisar el contenido específico de este cuestionamiento del sistema capitalista, como así también del socialismo que se intenta construir: “La historia del movimiento obrero, nuestra situación concreta como clase y la situación del país nos llevan a cuestionar el fundamento mismo de esta sociedad: la compraventa del trabajo y la propiedad privada de los medios de producción”.
Está claro, entonces, que, mal que les pese a los burócratas reformistas y a los políticos del nacionalismo burgués, para el peronismo obrero verdaderamente nacionalista y revolucionario la lucha de liberación nacional se identifica en un mismo proyecto histórico con la lucha de liberación social de los trabajadores, la destrucción del sistema capitalista y la construcción de una patria socialista.


Mensaje a los trabajadores y el pueblo - Mayo de 1968
Programa del 1º de Mayo


1.
Nosotros, representantes de la CGT de los Argentinos, legalmente constituida en el congreso normalizador Amado Olmos, en este Primero de Mayo nos dirigimos al pueblo.

Los invitamos a que nos acompañen en un examen de conciencia, una empresa común y un homenaje a los forjadores, a los héroes y los mártires de la clase trabajadora.

En todos los países del mundo ellos han señalado el camino de la liberación. Fueron masacrados en oscuros calabozos como Felipe Vallese, cayeron asesinados en los ingenios tucumanos, como Hilda Guerrero. Padecen todavía en injustas cárceles.

En esas luchas y en esos muertos reconocemos nuestro fundamento, nuestro patrimonio, la tierra que pisamos, la voz con que queremos hablar, los actos que debemos hacer: esa gran revolución incumplida y traicionada pero viva en el corazón de los argentinos.

2.
Durante años solamente nos han exigido sacrificios. Nos aconsejaron que fuésemos austeros: lo hemos sido hasta el hambre.

Nos pidieron que aguantáramos un invierno: hemos aguantado diez. Nos exigen que racionalicemos: así vamos perdiendo conquistas que obtuvieron nuestros abuelos. Y cuando no hay humillación que nos falte padecer ni injusticia que reste cometerse con nosotros, se nos pide irónicamente que “participemos”.

Les decimos: ya hemos participado, y no como ejecutores sino como víctimas en las persecuciones, en las torturas, en las movilizaciones, en los despidos, en las intervenciones, en los desalojos.

No queremos esa clase de participación.

Un millón y medios de desocupados y subempleados son la medida de este sistema y de este gobierno elegido por nadie. La clase obrera vive su hora más amarga. Convenios suprimidos, derechos de huelga anulados, conquistas pisoteadas, gremios intervenidos, personerías suspendidas, salarios congelados.

La situación del país no puede ser otro que un espejo de la nuestra. El índice de mortalidad infantil es cuatro veces superior al de los países desarrollados, veinte veces superior en zonas de Jujuy donde un niño de cada tres muere antes de cumplir un año de vida. Más de la mitad de la población está parasitada por la anquilostomiasis en el litoral norteño; el cuarenta por ciento de los chicos padecen de bocio en Neuquén; la tuberculosis y el mal de Chagas causan estragos por doquier. La deserción escolar en el ciclo primario llega al sesenta por ciento; al ochenta y tres por ciento en Corrientes, Santiago del Estero y el Chaco; las puertas de los colegios secundarios están entornadas para los hijos de los trabajadores y definitivamente cerradas las de la Universidad.

La década del treinta resucita en todo el país con su cortejo de miseria y de ollas populares.
Cuatrocientos pesos son un jornal en los secaderos de yerba, trescientos en los obrajes, en los cañaverales de Tucumán se olvida ya hasta el aspecto del dinero.


A los desalojos rurales se suma ahora la reaccionaria ley de alquileres, que coloca a decenas de miles de comerciantes y pequeños industriales en situación de desalojo, cese de negocios y aniquilamiento del trabajo de muchos años.

No queda ciudad en la República sin su cortejo de villas miserias donde el consumo de agua y energía eléctrica es comparable al de las regiones interiores del Africa. Un millón de personas se apiñan alrededor de Buenos Aires en condiciones infrahumanas, sometidas a un tratamiento de gheto y a las razzias nocturnas que nunca afectan las zonas residenciales donde algunos “correctos” funcionarios ultiman la venta del país y donde jueces “impecables” exigen coimas de cuarenta millones de pesos.
Agraviados en nuestra dignidad, heridos en nuestros derechos, despojados de nuestras conquistas, venimos a alzar en el punto donde otros las dejaron, viejas banderas de la lucha.

3.
Grandes países que salieron devastados de la guerra, pequeños países que aún hoy soportan invasiones e implacables bombardeos, han reclamado de sus hijos penurias mayores que las nuestras. Si un destino de grandeza nacional, si la defensa de la patria, si la definitiva liquidación de las estructuras explotadoras fuesen la recompensa inmediata o lejana de nuestros males, ¿qué duda cabe de que los aceptaríamos en silencio?


Pero no es así. El aplastamiento de la clase obrera va acompañado de la liquidación de la industria nacional, la entrega de todos los recursos, la sumisión a los organismos financieros internacionales. Asistimos avergonzados a la culminación, tal vez el epílogo de un nuevo período de desgracias.

Durante el año 1967 se ha completado prácticamente la entrega del patrimonio económico del país a los grandes monopolios norteamericanos y europeos. En 1958 el cincuenta y nueve por ciento de lo facturado por las cincuenta empresas más grandes del país correspondía a capitales extranjeros; en 1965 esa cifra ascendía al sesenta y cinco por ciento; hoy se puede afirmar que tres cuartas partes del gran capital invertido pertenece a los monopolios.

La empresa que en 1965 alcanzó la cifra más alta de ventas en el país, en 1968 ha dejado de ser argentina. La industria automotriz está descoyuntada, dividida en fragmentos que han ido a parar uno por uno a los grupos monopolistas. Viejas actividades nacionales como la manufactura de cigarrillos pasaron en bloque a intereses extranjeros. El monopolio norteamericano del acero está a punto de hacer su entrada triunfal. La industria textil y la de la alimentación están claramente penetradas y amenazadas.

El método que permitió este escandoloso despojo no puede ser más simple. El gobierno que surgió con el apoyo de las fuerzas armadas, elegido por nadie, rebajó los aranceles de importación, los monopolios aplicaron la ley de la selva —el dumping—, los fabricantes nacionales, hundiéronse. Esos mismos monopolios, sirviéndose de bancos extranjeros ejecutaron luego a los deudores, llenaron de créditos a sus mandantes que con dinero argentino compraron a precio de bancarrota las empresas que el capital y el trabajo nacional habían levantado en años de esfuerzo y sacrificio.

Este es el verdadero rostro de la libre empresa,de la libre entrega, filosofía oficial del régimen por encima de ilusorias divisiones entre “nacionalistas” y “liberales”, incapaces de ocultar la realidad de fondo que son los monopolios en el poder.
Este poder de los monopolios que con una mano aniquila a la empresa privada ncional, con la otra amenaza a las empresas del Estado donde la racionalización no es más que el prólogo de la entrega, y anuda los últimos lazos de la dependencia financiera. Es el Fondo Monetario Internacional el que fija el presupuesto del país y decide si nuestra moneda se cotiza o no en los mercados internacionales. Es el Banco Mundial el que planifica nuestras industrias claves. Es el Banco Interamericano de Desarrollo el que indica en qué países podemos comprar. Son las compañías petroleras las que cuadriculan el territorio nacional y de sus mares aledaños con el mapa de sus inicuas concesiones. El proceso de concentración monopolista desatado por el gobierno no perdonará un solo renglón de la actividad nacional. Poco más y sólo faltará desnacionalizar la tradición argentina y los museos.

La participación que se nos pide es, además de la ruina de la clase obrera, el consentimiento de la entrega. Y eso no estamos dispuestos a darlo los trabajadores argentinos.

4.
La historia del movimiento obrero, nuestra situación concreta como clase y la situación del país nos llevan a cuestionar el fundamento mismo de esta sociedad: la compraventa del trabajo y la propiedad privada de los medios de producción.


Afirmamos que el hombre vale por sí mismo, independientemente de su rendimiento. No se puede ser un capital que rinde un interés, como ocurre en una sociedad regida por los monopolios dentro de la filosofía libreempresista. El trabajo constituye una prolongación de la persona humana, que no debe comprarse ni venderse. Toda compra o venta del trabajo es una forma de esclavitud.

La estructura capitalista del país, fundada en la absoluta propiedad privada de los medios de producción, no satisface sino que frustra las necesidades colectivas, no promueve sino que traba el desarrollo individual. De ella no puede nacer una sociedad justa ni cristiana.

El destino de los bienes es servir a la satisfacción de las necesidades de todos los hombres. En la actualidad prácticamente todos los bienes se hallan apropiados, pero no todos los hombres pueden satisfacer sus necesidades: el pan tiene dueño pero un dueño sin hambre.

He aquí al descubierto la barrera que separa las necesidades humanas de los bienes destinados a satisfacerlas: el derecho de propiedad tal como hoy es ejercido.

Los trabajadores de nuestra patria, compenetrados del mensaje evangélico de que los bienes no son propiedad de los hombres sino que los hombres deben administrarlos para que satisfagan las necesidades comunes, proclamamos la necesidad de remover a fondo aquellas estructuras.

Para ello retomamos pronunciamientos ya históricos de la clase obrera argentina, a saber:
• La propiedad sólo debe existir en función social.
• Los trabajadores, auténticos creadores del patrimonio nacional, tenemos derecho a intervenir no sólo en la producción, sino en la administración de las empresas y la distribución de los bienes.
• Los sectores básicos de la economía pertenecen a la Nación. El comercio exterior, los bancos, el petróleo, la electricidad, la siderurgia y los frigoríficos deben ser nacionalizados.
• Los compromisos financieros firmados a espaldas del pueblo no pueden ser reconocidos.
• Los monopolios que arruinan nuestra industria y que durante largos años nos han estado despojando, deben ser expulsados sin compensación de ninguna especie.
• Sólo una profunda reforma agraria, con las expropiaciones que ella requiera, puede efectivizar el postulado de que la tierra es de quien la trabaja.
• Los hijos de obreros tienen los mismos derechos a todos los niveles de la educación que hoy gozan solamente los miembros de las clases privilegiadas.

A los que afirman que los trabajadores deben permanecer indiferentes al destino del país y pretenden que nos ocupemos solamente de problemas sindicales, les respondemos con las palabras de un inolvidable compañero, Amado Olmos, quien días antes de morir, desentrañó para siempre esa farsa:

El obrero no quiere la solución por arriba, porque hace doce años que la sufre y no sirve. El trabajador quiere el sindicalismo integral, que se proyecte hacia el control del poder, que asegura en función de tal el bienestar del pueblo todo. Lo otro es el sindicalismo amarillo, imperialista, que quiere que nos ocupemos solamente de los convenios y las colonias de vacaciones.

5.
 


Las palabras de Olmos marcan a fuego el sector de dirigentes que acaban de traicionar al pueblo y separarse para siempre del movimiento obrero. Con su experiencia, que ya era sabiduría profética, explicó los motivos de esa defección.
“Hay dirigentes —dijo—, que han adoptado las formas de vida, los automóviles, las casas, las inversiones y los gustos de la oligarquía a la que dicen combatir. Desde luego con una actitud de ese tipo no pueden encabezar a la clase obrera”.

Son esos mismos dirigentes los que apenas iniciado el congreso normalizador del 28 de marzo, convocado por ellos mismos, estatutariamente reunido, que desde el primer momento sesionó con el quórum necesario, lo abandonaron por no poder dominarlo y cometieron luego la felonía sin precedentes en los anales del sindicalismo de denunciar a sus hermanos ante la Secretaría de Trabajo. Son ellos los que hoy ocupan un edificio vacío y usurpan una sigla, pero han asumido al fin su papel de agentes de un gobierno, de una oligarquía y de un imperialismo

¿Qué duda cabe hoy de que Olmos se refería a esos dirigentes que se autocalifican de “colaboracionistas” y “participacionistas”? Durante más de un lustro cada enemigo de la clase trabajadora, cada argumento de sanciones, cada editorial adverso, ha sostenido que no existía en el país gente tan corrompida como algunos dirigentes sindicales. Costaba creerlo, pero era cierto. Era cierto que rivalizaban en el lujo insolente de sus automóviles y el tamaño de sus quintas de fin de semana, que apilaban fichas en los paños de los casinos y hacían cola en las ventanillas de los hipódromos, que paseaban perros de raza en las exposiciones internacionales.

Esa satisfacción han dado a los enemigos del movimiento obrero, esa amargura a nosotros. Pero es una suerte encontrarlos al fin todos juntos —dirigentes ricos que nunca pudieron unirse para defender trabajadores pobres—, funcionarios y cómplices de un gobierno que se dice llamado a moralizar y separados para siempre de la clase obrera.


Con ellos, que voluntariamente han asumido ese nombre de colaboracionistas, que significa entregadores en el lenguaje internacional de la deslealtad, no hay advenimiento posible. Que se queden con sus animales, sus cuadros, sus automóviles, sus viejos juramentos falsificados, hasta el día inminente en que una ráfaga de decencia los arranque del último sillón y de las últimas representaciones traicionadas.

6.
La CGT de los Argentinos no ofrece a los trabajadores un camino fácil, un panorama risueño, una mentira más. Ofrece a cada uno un puesto de lucha.
Las direcciones indignas deben ser barridas desde las bases. En cada comisión interna, cada gremio, cada federación, cada regional, los trabajadores deben asumir su responsabilidad histórica hasta que no quede un vestigio de colaboracionismo. Esa es la forma de probar que la unidad sigue intacta y que los falsos caudillos no pueden destruir desde arriba lo que se ha amasado desde abajo con el dolor de tantos.

Este movimiento está ya en marcha, se propaga con fuerza arrasadora por todos los caminos de la República.

Advertimos sin embargo que de la celeridad de ese proceso depende el futuro de los trabajadores. Los sectores interesados del gobierno elegido por nadie no actúan aún contra esta CGT elegida por todos; calculan que la escisión promovida por dirigentes vencidos y fomentada por la Secretaría de Trabajo bastará para distraer unos meses a la clase obrera, mientras se consuman etapas finales de la entrega.

Si nos limitáramos al enfrentamiento con esos dirigentes, aun si los desalojáramos de sus últimas posiciones, seríamos derrotados cuando en el momento del triunfo cayeran sobre nosotros las sanciones que debemos esperar pero no temer.

El movimiento obrero no es un edificio ni cien edificios; no es una personería ni cien personerías; no es un sello de goma ni es un comité; no es una comisión delegada ni es un secretariado. El movimiento obrero es la voluntad organizada del pueblo y como tal no se puede clausurar ni intervenir.

Perfeccionando esa voluntad pero sobre todo esa Organización debemos combatir con más fuerza que nunca por la libertad, la renovación de los convenios, la vigencia de los salarios, la derogación de leyes como la 17.224 y la 17.709, la reapertura y creación de nuevas fuentes de trabajo, el retiro de las intervenciones y la anulación de las leyes represivas que hoy ofenden a la civilización que conmemora la declaración y el ejercicio de los derechos humanos.

Aun eso no es suficiente. La lucha contra el poder de los monopolios y contra toda forma de penetración extranjera es misión natural de la clase obrera, que ella no puede declinar. La denuncia de esa penetración y la resistencia a la entrega de las empresas nacionales de capital privado o estatal son hoy las formas concretas del enfrentamiento. Porque la Argentina y los argentinos queremos junto con la revolución moral y de elevamiento de los valores humanos ser activos protagonistas y no dependientes en la nueva era tecnológica que transforma al mundo y conmociona a la humanidad.


Y si entonces cayeran sobre nosotros los retiros de personería, las intervenciones y las clausuras, será el momento de recordar lo que dijimos en el congreso normalizador: que a la luz o en la clandestinidad, dentro de la ley o en las catacumbas, este secretariado y este consejo directivo son las únicas autoridades legítimas de los trabajadores argentinos, hasta que podamos reconquistar la libertad y la justicia social y le sea devuelto al pueblo el ejercicio del poder.

7.
La CGT de los Argentinos no se considera única actora en el proceso que vive el país, no puede abstenerse de recoger las aspiraciones legítimas de los otros sectores de la comunidad ni de convocarlos a una gran empresa común, no puede siquiera renunciar a la comunicación con sectores que por una errónea inteligencia de su papel verdadero aparecen enfrentados a nuestros intereses. Apelamos pues:
• A los empresarios nacionales, para que abandonen la suicida política de sumisión a un sistema cuyas primeras víctimas resultan ellos mismos. Los monopolios no perdonan, los bancos extranjeros no perdonan, la entrega no admite exclusiones ni favores personales. Lealmente les decimos: fábrica por fábrica los hemos de combatir en defensa de nuestras conquistas avasalladas, pero con el mismo vigor apoyaremos cada empresa nacional enfrentada con una empresa extranjera. Ustedes eligen sus alianzas: que no tengan que llorar por ellas.
• A los pequeños comerciantes e industriales, amenazados por desalojo en beneficio de cuatro inmobiliarias y un par de monopolios dispuestos a repetir el despojo consumado con la industria, a liquidar los últimos talleres, a comprar por uno lo que vale diez, a barrer hasta con el almacenero y el carnicero de barrio en beneficio del supermercado norteamericano, que es el mercado único, sin competencia posible. Les decimos: su lugar está en la lucha, junto a nosotros.
• A los universitarios, intelectuales, artistas, cuya ubicación no es dudosa frente a un gobierno elegido por nadie que ha intervenido las universidades, quemando libros, aniquilando la cinematografía nacional, censurando el teatro, entorpeciendo el arte. Les recordamos: el campo del intelectual es por definición la conciencia. Un intelectual que no comprende lo que pasa en su tiempo y en su país es una contradicción andante, y el que comprendiendo no actúa, tendrá un lugar en la antología del llanto, no en la historia viva de su tierra.
• A los militares, que tienen por oficio y vocación la defensa de la patria: Nadie les ha dicho que deben ser los guardianes de una clase, los verdugos de otra, el sostén de un gobierno que nadie quiere, los consentidores de la penetración extranjera. Aunque se afirme que ustedes no gobiernan, a los ojos del mundo son responsables del gobierno. Con la franqueza que pregonan les decimos: que preferiríamos tenerlos a nuestro lado y del lado de la justicia, pero que no retrocederemos de las posiciones que algunos de ustedes parecieran haber abandonado pues nadie debe ni puede impedir el cumplimiento de la soberana voluntad del pueblo, única base de la autoridad del poder público.
• A los estudiantes queremos verlos junto a nosotros, como de algún modo estuvieron juntos en los hechos, asesinados por los mismos verdugos, Santiago Pampillón y Felipe Vallese. La CGT de los Argentinos no les ofrece halagos ni complacencias, les ofrece una militancia concreta junto a sus hermanos trabajadores.
• A los religiosos de todas las creencias: sólo palabras de gratitud para los más humildes entre ustedes, los que han hecho suyas las palabras evangélicas, los que saben que “el mundo exige el reconocimiento de la dignidad humana en toda su plenitud, la igualdad social de todas las clases”, como se ha firmado en el concilio, los que reconocen que “no se puede servir a Dios y al dinero”. Los centenares de sacerdotes que han estampado su firma al pie del manifiesto con que los obispos del Tercer Mundo llevan a la práctica las enseñanzas de la Populorum Progressio: “La Iglesia durante un siglo ha tolerado al capitalismo… pero no puede más que regocijarse al ver aparecer en la humanidad otro sistema social menos alejado de esa moral… La Iglesia saluda con orgullo y alegría una humanidad nueva donde el honor no pertenece al dinero acumulado entre las manos de unos pocos, sino a los trabajadores obreros y campesinos”.Ese es el lenguaje que ya han hablado en Tacuarendí, en Tucumán en las villas miserias, valerosos sacerdotes argentinos y que los trabajadores quisiéramos oir en todas las jerarquías.

8.
La CGT convoca en suma a todos los sectores, con la única excepción de minorías entregadoras y dirigentes corrompidos, a movilizarse en los cuatro rincones del país para combatir de frente al imperialismo, los monopolios y el hambre. Esta es la voluntad indudable de un pueblo harto de explotación e hipocresía, herido en su libertad, atacado en sus derechos, ofendido en sus sentimientos, pero dispuesto a ser el único protagonista de su destino.

Sabemos que por defender la decencia todos los inmorales pagarán campañas para destruirnos. Comprendemos que por reclamar libertad, justicia y cumplimiento de la voluntad soberana de los argentinos, nos inventarán todos los rótulos, incluso el de subversivos, y pretenderán asociarnos a secretas conspiraciones que desde ya rechazamos.

Descontamos que por defender la autodeterminación nacional se unirán los explotadores de cualquier latitud para fabricar las infamias que les permitan clausurar nuestra voz, nuestro pensamiento y nuestra vida.

Alertamos que por luchar junto a los pobres, con nuestra única bandera azul y blanca, los viejos y nuevos inquisidores levantarán otras cruces, como vienen haciendo a lo largo de los siglos.

Pero nada nos habrá de detener, ni la cárcel ni la muerte. Porque no se puede encarcelar y matar a todo el pueblo y porque la inmensa mayoría de los argentinos, sin pactos electorales, sin aventuras colaboracionistas ni golpistas, sabe que sólo el pueblo salvará al pueblo

PROGRAMA DE HUERTA GRANDE (1962)

ANTECEDENTES HISTÓRICOS
El avance de los trabajadores en su lucha, la gran presión popular y la agudización de la crisis obligaron a la oligarquía a dar por finalizada la etapa encabezada por Aramburu y Rojas.Se dispone la convocatoria a elecciones generales con la participación de los partidos "democráticos" y la absoluta proscripción del Peronismo, que solamente le quedaba la posibilidad de votar en blanco u optar por el mal menor apoyando a alguno de los partidos autorizados.

El razonamiento de la oligarquía consistía en que el movimiento peronista se iría disgregando paulatinamente, incorporándose a otros partidos existentes.Perón estaba muy lejos de su Patria, por lo que le quedaba a algunos de estos partidos lograr el apoyo de los dirigentes gremiales a través de una inteligente política de persuasión, presión, dádivas y corrupción.En lo económico, se inicia un período de concentración monopólica y desarrollo dependiente de sectores claves de la industria.Este proceso ser acompañado del intento a nivel político de encauzar bajo la hegemonía de la gran burguesía monopólica a la clase trabajadora.

Esta política representa el frondi-frigerismo a nivel de los partidos políticos y dio origen a la tendencia 'integracionista' dentro del sindicalismo (Eleuterio Cardozo); será luego el vandorismo, como concepción, quien más fielmente se adaptará a una nueva situación política, económica y social del sistema de dependencia.

Los votos peronistas ante las elecciones de 1958 se dividieron entre los que se emitieron en blanco y aquellos en los que se acató la orden del General Perón de votar á Frondizi, dada a último momento a raíz del compromiso que éste último había asumido al firmar el acuerdo en base a una defensa de lo nacional y popular (incluía la devolución de la CGT y la sanción de una ley de asociaciones profesionales que respetara la estructura y principios del sindicalismo nacional).El incumplimiento de dicho acuerdo dejaría al gobierno sin base de sustentación social, como ocurrió en diciembre cuando Frondizi definió con claridad sus propósitos.

En enero de 1959, y a raíz de la huelga general de solidaridad lanzada por las 62 Organizaciones con los obreros del frigorífico municipal Lisandro de la Torre que se oponían a su privatización, Frondizi pone en marcha el Plan Conintes y desata una represión masiva contra el pueblo trabajador.

Comienza aquí una nueva etapa de dura y violenta lucha contra la represión y el régimen pro-imperialista.La defensa de la Soberanía Nacional y la reconquista de la CGT serán grandes banderas del movimiento obrero que alcanzará en marzo de 1961, a través de la 'Comisión de los '20', la
devolución de su central sindical (CGT).

En el plano político, el Movimiento Peronista se aprestaba, esta vez, a enfrentar al régimen de una manera positiva: dentro de sus propias leyes y armas, librando la batalla electoral frente a la convocatoria para elegir gobernadores y legislaturas provinciales en 1962.

En la Provincia de Buenos Aires las elecciones van a adquirir una gran importancia política.El 18 de marzo las urnas revientan de votos peronistas constituyendo el triunfo masivo más importante que haya obtenido el peronismo desde 1955, pese a las maniobras del régimen y las actitudes divisionistas y colaboracionistas de dirigentes como Iturbe y Vandor.

A este triunfo contribuyó enormemente, no sólo el sentimiento peronista mayoritario, sino también el extraordinario apoyo de los trabajadores del Gran Buenos Aires, cuyas organizaciones obreras llevaban como candidatos, entre otros: a gobernador, Andrés Framini (textiles), a diputados: Sebastián Borro (Frigorífico Nacional), Jorge Di Pasquale (Farmacia), Roberto García (Caucho), Eustaquio Tolosa (Portuarios).

Los gorilas, que habían esperado el resultado con la bayoneta calada, de la mano de la oligarquía dan
el golpe y anulan el resultado de la voluntad popular.

En esta situación nacional de honda crisis, reflejada en el derrocamiento de Frondizi por los militares que no se deciden a tomar en sus manos directamente el gobierno, sino que permanecen vacilantes y divididos; y en un marco internacional que se consideraba favorable para las luchas de los pueblos (los procesos de Cuba y Egipto estaban muy presentes), el Movimiento Obrero presenta su Programa.


En un Plenario Nacional de las "62 Organizaciones' realizado en Huerta Grande, Provincia de Córdoba, se aprueban como objetivos programáticos a imponer al gobierno los puntos que constituirán una profundización de los contenidos antioligárquicos del Peronismo, de acuerdo con el "giro a la izquierda" alentado por el General Perón desde Madrid, y que fuera expresado en un largo discurso por Andrés Framini.


Amado Olmos, el gran dirigente del gremio de la Sanidad, fue otro de los más destacados protagonistas del encuentro y propulsor de las trascendentales definiciones alcanzadas.

Roberto Baschetti. Documentos de la resistencia peronista 1955-1970
Editorial De La Campana, La Plata, 1997

Programa de La Falda (1957)


El golpe oligárquico de 1955 puso en marcha un plan de demolición de las conquistas sociales y políticas logradas por el Movimiento Obrero Argentino a lo largo de décadas.

En la resistencia a esos planes, en la lucha por impedir el avance de las patronales y el imperialismo, los trabajadores fueron elaborando propuestas políticas, sociales y económicas, que tenían el doble fin de integrar las fuerzas propias, al mismo tiempo que neutralizar el discurso de los sectores oficiales.

El Programa de La Falda, de agosto de 1957, y el de Huerta Grande, de junio de 1962, son los dignos antecedentes del Programa del 1º de Mayo, que en esa fecha de 1968 se publica en el Nº 1 del periódico de la CGT de los Argentinos.


Antecedentes históricos

El golpe del 16 de septiembre de 1955 encontró inmediata respuesta en la clase trabajadora: movilizaciones de las bases, asam­bleas en fábricas, huelgas y sabotajes serán una constante ante el atropello impuesto por los 'libertadores", que intervinieron a la CGT, asaltaron con comandos civiles a los sindicatos, inhabilita­ron a miles de dirigentes en su mayoría peronistas, e hicieron de las cárceles el destino de muchos de éstos.

Todo ello lo realiza la dictadura de Aramburu para llevar ade­lante el Plan Prebisch, favorable a la oligarquía y los monopolios.Así se liquidó el IAPI, las empresas estatales de DINE, se prohi­bió el símbolo y propio nombre de Perón o Peronismo, se derogó por decreto la Constitución de 1949 buscando retrotraer el país a la época de la Década Infame.

La respuesta de lucha de los trabajadores se realizó en forma espontánea en manos de cuadros de segunda y tercera línea del Movimiento Peronista conjuntamente con los dirigentes que que­dan al frente de la CGT Auténtica, como Andrés Framini (texti­les), Dante Viel (estatales), y Natalini (Luz y Fuerza) ante la de­serción de las primeras líneas.Ellos protagonizarán junto con di­rigentes surgidos después de 1955, delegados o miembros de co­misiones internas de fábricas, una lucha frontal, masiva y direc­ta contra el régimen, que va a durar hasta el 9 de junio de 1956.



A partir de allí, demostrada la imposibilidad de una recupera­ción rápida del gobierno, se hizo necesario replantear la lucha, variando de un enfrentamiento directo a uno indirecto.La posibi­lidad y la necesidad de recuperar los sindicatos en manos de los interventores militares motoriza al activismo gremial, que con­forma con ese objetivo las Agrupaciones Sindicales.

En los años 1956 y 1957, la lucha por la recuperación de los gremios se centró fundamentalmente en los sindicatos industria­les,

La gran mayoría de los nuevos dirigentes, como Sebastián Borro en el Frigorífico Lisandro de la Torre, fueron peronistas y su lucha tuvo un verdadero carácter nacional.Así, la primera CGT Regional recuperada fue la de Córdoba, que el primero de julio de 1957 elige en Plenario General a Atilio López de UTA como Secre­tario General (CGT legal).

Los sindicatos y delegaciones regionales recuperadas formaron la "Intersindical' que el 12 de julio de 1957 lanzó un paro general que fue acatado en todo el país, obligando al gobierno a convocar al Congreso Normalizador de la CGT intervenida hasta ese mo­mento por el Capitán de Navío Patrón Laplacette.En este Congre­so los intentos del interventor por lograr una dirección dócil apo­yado por los sindicatos que habían sido entregados por los gorilas a los grupos sostenedores del sindicalismo amarillo, fracasan.De los 94 gremios presentes se retiran 32.Esta actitud lleva a la rup­tura del Congreso y el nacimiento de las "62 Organizaciones' inte­gradas por los sindicatos que permanecieron en el recinto.

Este hecho histórico revitalizó al peronismo en su conjunto ya que constituyó la culminación de un esfuerzo por vertebrar una rama gremial peronista en las difíciles y duras condiciones im­puestas por el régimen oligárquico.

En ese mismo año 1957, en el mes de julio, la dictadura mili­tar decide convocar a elecciones de Constituyentes para reformar la Constitución.La oligarquía y el imperialismo no podían sopor­tar la vigencia de la Constitución de 1949 y era necesario derogar los principios que afirmaban la vigencia de la Justicia Social, la Independencia Económica y la Soberanía Política, para ir prepa­rando las condiciones políticas y jurídicas que darían piedra libre a las inversiones extranjeras.


En las elecciones de Constituyentes el peronismo proscrito adoptó la táctica voto-blanquista, y más de dos millones de votos en blanco expresaron claramente el repudio del pueblo a esta convocatoria.

El Movimiento Obrero continuó asestando golpes al gobierno dictatorial a pesar del estado de sitio, de los encarcelamientos y proscripciones de dirigentes.El 27 de septiembre de 1957 cuaren­ta gremios recuperados convocaron a un paro nacional que fue unánime.

En ese marco de resistencia obrera y lucha política del pero­nismo contra las proscripciones y la entrega, la CGT de Córdoba convocó a un Plenario Nacional de Delegaciones Regionales de la CGT y de las 62 Organizaciones, realizado en la localidad de La Falda, provincia de Córdoba, donde se aprobó un programa obre- ro, que constituyó un auténtico programa de gobierno, claramen­te antioligárquico y antiimperialista enmarcado en las grandes banderas históricas del peronismo, y un verdadero aporte del Mo­vimiento Obrero Argentino en la lucha por la Liberación Nacional y Social de nuestra Patria.

Roberto Baschetti. Documentos de la resistencia peronista 1955-1970
Editorial De La Campana, La Plata, 1997.


EL PROGRAMA DE LA FALDA




Para la Independencia Económica:

a)Comercio exterior:

Control estatal del comercio exterior sobre las bases de la forma de un monopolio estatal.

Liquidación de los monopolios extranjeros de importación y exportación.
Control de los productores en las operaciones comerciales con un sentido de defensa de la renta nacional.Planifica­ción del proceso en vista a las necesidades del país, en fun­ción de su desarrollo histórico, teniendo presente el inte­rés de la clase laboriosa.

Ampliación y diversificación de los mercados internacio­nales.

Denuncia de todos los pactos lesivos de nuestra independencia económica.
Planificación de la comercialización teniendo presente nuestro desarrollo interno.

Integración económica con los pueblos hermanos de Lati­noamérica, sobre las bases de las experiencias realizadas.

b)En el orden interno:

Política de alto consumo interno; altos salarios, mayor producción para el país con sentido nacional.

Desarrollo de la industria liviana adecuada a las necesida­des del país.

Incremento de una política económica tendiente a lograr la consolidación de la industria pesada, base de cualquier desarrollo futuro.

Política energética nacional; para ello se hace indispensa­ble la nacionalización de las fuentes naturales de energía y su explotación en función de las necesidades del desarro­llo del país.

Nacionalización de los frigoríficas extranjeros, a fin de po­sibilitar la eficacia del control del comercio exterior, sus­trayendo de manos de los monopolios extranjeros dichos resortes básicos de nuestra economía.

Soluciones de fondo, con sentido nacional a los problemas económicos regionales sobre la base de integrar dichas economías a las reales necesidades del país, superando la actual división entre "provincias ricas y provincias po­bres'.

Control centralizado del crédito por parte del Estado, ade­cuándolo a un plan de desarrollo integral de la economía con vistas a los intereses de los trabajadores.

Programa agrario, sintetizado en: mecanización del agro, "tendencia de la industria nacional", expropiación del lati­fundio y extensión del cooperativismo agrario, en procura de que la tierra sea de quien la trabaja.

c)Para la Justicia Social:

Control obrero de la producción y distribución de la rique­za nacional, mediante la participación efectiva de los trabajadores:
en la elaboración y ejecución del plan económico gene­ral, a través de las organizaciones sindicales;

Participación en la dirección de las empresas privadas y públicas, asegurando, en cada caso, el sentido social de la riqueza; control popular de precios.
Salario mínimo, vital y móvil.

Previsión social integral:
Unificación de los beneficios y extensión de los mismos a todos los sectores del trabajo.

Reformas de la legislación laboral tendientes a adecuarla al momento histórico y de acuerdo al plan general de transformación popular de la realidad argentina.

Creación del organismo estatal que con el control obrero posibilite la vigencia real de las conquistas y legislaciones sociales.

Estabilidad absoluta de los trabajadores.

Fuero sindical.

d):Para la Soberanía Política:

Elaboración del gran plan político-económico-social de la realidad argentina, que reconozca la presencia del movimiento obrero como fuerza fundamental nacional, a través de su participación hegemónica en la confección y direc­ción del mismo.

Fortalecimiento del estado nacional popular, tendiente a lograr la destrucción de los sectores oligárquicos antina­cionales y sus aliados extranjeros, y teniendo presente que la clase trabajadora es la única fuerza argentina que re­presenta en sus intereses los anhelos del país mismo, a lo que agrega su unidad de planteamientos de lucha y forta­leza.

Dirección de la acción hacia un entendimiento integral (político-económico) con las naciones hermanas latinoame­ricanas.
Acción política que reemplace las divisiones artificiales in­ternas, basadas en el federalismo liberal y falso.

Libertad de elegir y ser elegido, sin inhabilitaciones, y el fortalecimiento definitivo de la voluntad popular.

Solidaridad de la clase trabajadora con las luchas de libe­ración nacional de los pueblos oprimidos.

Política internacional independiente.




sábado, 11 de junio de 2011

DECLARACION DE LOS DERECHOS DEL TRABAJADOR

Los derechos del trabajador
El 24 de febrero de 1947 Perón proclama los Derechos del Trabajador:
El Presidente de la Nación Argentina haciéndose interprete de los anhelos de justicia social que
alientan los pueblos y teniendo en cuenta que los derechos derivados del trabajo, al igual que las
libertades individuales, constituyen atributos naturales, inalienables e imprescriptibles de la
personalidad humana, cuyo desconocimiento o agravio es causal de antagonismos, luchas y
malestares sociales considera necesario y oportuno enunciarlos mediante una declaración
expresa, a fin de que, en el presente y en el futuro, sirva de norma para orientar la acción de los
individuos y de los poderes públicos, dirigida a elevar la cultura social, dignificar el trabajo y
humanizar el capital, como la mejor forma de establecer el equilibrio entre las fuerzas
concurrentes de la economía y de afianzar, en un nuevo ordenamiento jurídico, los principios que
inspiran la legislación social.
Por ello, y de acuerdo con estos propósitos y fines, formula solemnemente la siguiente
declaración:
I. Derecho de trabajar
El trabajo es el medio indispensable para satisfacer las necesidades espirituales y materiales del
individuo y de la comunidad, la causa de todas las conquistas de la civilización y el fundamento
de la prosperidad general; de ahí que el derecho de trabajar debe ser protegido por la sociedad,
considerándolo con la dignidad que merece y proveyendo ocupación a quien la necesite.
II. Derecho a una retribución justa
Siendo la riqueza, la renta y el interés del capital fruto exclusivo de trabajo humano, la
comunidad debe organizar y reactivar la fuente de producción en forma de posibilitar y garantizar
al trabajador una retribución moral y material que satisfaga sus necesidades vitales y sea
compensatoria del rendimiento obtenido y del esfuerzo realizado.
III. Derecho a la capacitación
El mejoramiento de la condición humana y la preeminencia de los valores del espíritu, imponen
la necesidad de propiciar la elevación de la cultura y de la aptitud profesional, procurando que
todas las inteligencias puedan orientarse hacia todas las direcciones del conocimiento, e
incumbe a las sociedades estimular el esfuerzo individual proporcionando los medios para que,
en igualdad de oportunidades, todo individuo puede ejercitar el derecho a aprender y
perfeccionarse.
IV. Derecho a condiciones dignas de trabajo
La consideración debida al ser humano, la importancia que el trabajo reviste como función social
y recíproco entre los factores concurrentes de la producción, consagran el derecho de los
individuos a exigir condiciones dignas y justas para el desarrollo de su actividad y la obligación
de la sociedad de velar por la estricta observancia de los preceptos que las constituyen y
reglamentan.
V. Derecho a la preservación de la salud
El cuidado de la salud física y moral de los individuos debe ser una preocupación primordial y
constante de la sociedad a la que corresponde velar para que el régimen de trabajo reúna los
requisitos adecuados de higiene y seguridad, no exceda las posibilidades normales de esfuerzo
y posibilite la debida oportunidad de recuperación por el reposo.
VI. Derecho al bienestar
El derecho de los trabajadores al bienestar, cuya expresión mínima se concreta en la posibilidad
de disponer de vivienda, indumentaria y alimentación adecuadas, de satisfacer sin angustias sus
necesidades y las de sus familias en forma que les permita trabajar con satisfacción, descansar
libres de preocupaciones y gozar desmesuradamente de expansiones espirituales y materiales,
impone la necesidad social de elevar el nivel de vida y de trabajo con los recursos directos e
indirectos que permita el desenvolvimiento económico.
VII. Derecho a la seguridad social
El derecho de los individuos a ser amparados en los casos de disminución, suspensión o pérdida
de su capacidad para el trabajo, promueve la obligación de la sociedad de tomar unilateralmente
a su cargo las prestaciones correspondientes o de promover regímenes de mutua obligatoria
destinados, unos y otros, a cubrir o complementar las insuficiencias o inaptitudes propias de
ciertos periodos de la vida o las que resulten de infortunios provenientes de riesgos eventuales.
VIII. Derecho a la protección de la familia
La protección de la familia responde a un natural designio del individuo desde que en ella genera
sus más elevados sentimientos afectivos y todo empeño tendiente a su bienestar debe ser
estimulado y favorecido por la comunidad como el medio más indicado de propender el
mejoramiento del género humano y a la consolidación de principios espirituales y morales que
constituyen la esencia de la convivencia social.
IX. Derecho al mejoramiento económico
La capacidad productora y el empeño de superación hallan un natural incentivo en las
posibilidades del mejoramiento económico, por lo que la sociedad debe apoyar y favorecer las
iniciativas de los individuos tendientes a ese fin y estimular las formación y utilización de
capitales en cuanto constituyen elementos activos de la producción y contribuyan a la
prosperidad general.
X. Derecho a la defensa de los intereses profesionales
El derecho de agremiarse libremente y de participar en otras actividades lícitas tendientes a la
defensa de los intereses profesionales constituyen atribuciones esenciales de los trabajadores
que la sociedad debe respetar y proteger, asegurando su libre ejercicio y reprimiendo todo acto
que pueda dificultarlo o impedirlo.

EL HECHO MALDITO DEL PERONISMO BURGUES

http://tiempo.elargentino.com/notas/hecho-maldito-del-peronismo-burgues

miércoles, 5 de enero de 2011

La equidad distributiva es la mejor desde el último gobierno de Perón

A partir de 2003 se inició un cambio en el patrón distributivo que revirtió el proceso de concentración de la riqueza que comenzó a partir del golpe militar de 1976. Pese a todo aún y queda mucho camino por recorrer para reducir la desigualdad.


Por primera vez desde la recuperación de la democracia, la economía argentina logró revertir la tendencia histórica a la concentración en la distribución del ingreso inaugurada con la dictadura militar de 1976, encaminándose hacia los niveles existentes previos al golpe militar que le arrebató el poder al peronismo.

De acuerdo a datos oficiales, el 10% de las familias de menores recursos recibieron en el tercer trimestre de 2010 ingresos que son, en promedio, casi 17 veces menores a los del 10% de los hogares más ricos.
Esa misma brecha era de 12 veces en el año 1975, y tras la hecatombe que sobrevino a la salida de la Convertibilidad alcanzó su pico máximo de desigualdad: 32 veces.


Aunque los expertos reconocen que todavía persisten niveles altos de desigualdad en la distribución de la riqueza que genera el país, desde el tercer trimestre de 2003 se inauguró un ciclo económico que permitió un cambio de patrón en el comportamiento de los indicadores sociales ligados a la equidad distributiva.

El Coeficiente de Gini es un indicador económico homogéneo utilizado en todo el mundo para medir la desigualdad de ingresos existentes entre las distintas capas sociales. Este indicador tiene una escala que va de cero a uno, en donde cero se corresponde al grado máximo de igualdad (todos perciben el mismo nivel de ingresos) y uno equivale a la perfecta desigualdad (una
persona acapara todos los ingresos y los demás ninguno).
Tomando como referencia los ingresos monetarios totales de los hogares de la ciudad de Buenos Aires y 24 partidos del Gran Buenos Aires para un período que va desde 1974 hasta la actualidad, la estimación muestra que para el segundo trimestre de 2010 el coeficiente se ubica en 0,394, es decir, el nivel que más se acerca a 1974, cuando bajo el breve tercer período de gobierno peronista, el indicador alcanzaba a 0,357.

Entre un extremo y otro de la línea de tiempo, el indicador osciló entre el estancamiento y la aceleración de la desigualdad.

En efecto, hacia octubre de 1982 ya era notorio el deterioro en materia social producido por la política económica de los militares, lo que llevó a que el coeficiente de Gini se ubique en 0,418.
Pese a la recuperación de la democracia bajo el gobierno de Alfonsín, la inflación y el peso creciente de la deuda externa llevaron a un empeoramiento en los niveles de la desigualdad: 0,450 en octubre de 1989.
Sin embargo, va a ser tras la salida de la Convertibilidad que inauguró el menemismo y continuó el gobierno de la Alianza cuando se alcance el mayor grado de desigualdad entre los habitantes locales (0,476).

La Argentina fue, tradicionalmente, uno de las naciones latinoamericanos con mejores indicadores sociales, donde la pobreza y la desigualdad eran relativamente bajas en comparación con otros países de la región.
Sin embargo, el modelo económico impuesto por la dictadura militar inauguró un camino de deterioro social constante, que luego se fue profundizando durante  los gobiernos democráticos que continuaron políticas en el campo económico de características similares.


Tal como lo indica un reciente documento de trabajo elaborado por el Centro de Estudios Distributivos, Laborales y Sociales (CEDLAS), a cargo de los investigadores Walter Escudero y Sergio Petralia, “en los últimos 30 años la Argentina experimentó drásticos cambios en su distribución del ingreso, donde predominó mayormente un largo período de aumento de la inequidad y la pobreza, con un escenario de recuperación luego de 2003”.
En este sentido, la investigación indica que en las últimas tres décadas, y coincidiendo con las crisis, la clase media perdió su predominio social y empezó a crecer la pobreza.
 

lunes, 3 de enero de 2011

El plan Conectar Igualdad ya entregó 358 mil netbooks a alumnos del país

Se cumple así con casi dos tercios de lo establecido en la primera etapa del programa, que para 2012 habrá distribuido 3 millones de PC portátiles en toda la Argentina. En marzo estarán cubiertas casi 1900 escuelas.

 


El programa Conectar Igualdad, por el cual se entregarán cerca de 3 millones de computadoras a alumnos de la Argentina, culminó 2010 con el reparto de 358.227 netbooks en las principales ciudades del país. Este número representa el 62% de cumplimiento de su primera fase, que finalizará en marzo de este año y prevé alcanzar 577.175 máquinas entregadas.
La información fue publicada en el sitio web del plan del Estado Nacional <www.conectarigualdad.gob.ar>, que permite ver el avance del mismo en tiempo real.


Según informó la agencia Télam ayer, en las modificaciones al Presupuesto nacional 2010 para aplicar durante 2011, se prevé que el programa cierre este año con el 90% de cumplimiento de la totalidad. El resto se completará en la tercera etapa, pautada para 2012. Este programa fue creado en abril pasado, mediante el Decreto 459/2010, y además de proporcionar PC portátiles a los alumnos establece la elaboración de “propuestas educativas con el objeto de favorecer la incorporación de las mismas en los procesos de enseñanza y de aprendizaje”. Entre sus objetivos se destaca la reducción “de las brechas digitales, educativas y sociales”.

A días de su lanzamiento, el ministro de Educación, Alberto Sileoni, había aclarado que la netbook “no sustituye la magia que el docente puede tener frente a sus alumnos y no sustituye a los libros”. Expertos en la materia aseguran, incluso, que el uso de la tecnología fomenta la lectura. La reconocida investigadora Nora Sabelli, miembro del Consejo Asesor del programa Conectar Igualdad, dijo hace poco en una entrevista a Tiempo Argentino que por su experiencia “en las escuelas donde se utiliza bien la computadora, los chicos sacan más libros de la biblioteca de los que sacaban antes, porque quieren aprender”.

El plan prevé finalizar el primer trimestre de 2011 con netbooks distribuidas a 521.431 alumnos y docentes de 1893 escuelas. Aunque en términos globales la primera fase se cumplió en casi dos tercios, en algunas provincias está muy cerca de su concreción. En Tierra del Fuego, por ejemplo, se ejecutó el 97% de la primera parte, lo que equivale a la entrega de 2062 unidades. En Tucumán, se entregaron 21.456 (84%), en Catamarca se alcanzó el 80%, con 5687 equipos, y en Santa Cruz se repartieron 4329 unidades (79%), con lo que se acercaron más al objetivo. En la provincia de Buenos Aires, la más populosa, y donde se terminarán entregando cerca de 1 millón de netbooks, se concretó la distribución de 138.902 equipos, el 61% de la primera etapa.<